Los lirios son un motivo importante y un tema recurrente en la obra
Van Gogh realizó en Arles. El artista descubrió esas flores en los inicios de su estancia en aquella ciudad. En este paisaje, una inmensidad de lirios se extiende hasta cubrir todo el primer plano.
El artista diseñó cuidadosamente los aspectos técnicos y estilísticos de esta pintura. El campo de color amarillo cálido que se explaya entre las flores azules y los verdes árboles contrasta adecuadamente con los otros elementos, sin estridencias. Además, proporciona una perspectiva fantástica, que conduce directamente al horizonte de árboles y edificios. Vista de Arles con lirios exhibe las distintas técnicas pictóricas de Van Gogh, desde los brutales brochazos de los lirios del primer plano, pasando por los toques más pequeños del campo amarillo, hasta las pinceladas apresuradas y erráticas del cielo. La pintura constituye una demostración de habilidad técnica.
Desde el punto de vista cromático, la paleta es más bien limitada. Los matices complementarios de amarillo y azul—violeta se combinan con el fin de producir un efecto acogedor. Los colores se presentan en sus formas más puras, no contaminadas por las pesadas sombras y las vistosas líneas típicas de otros paisajes de Van Gogh, de tal manera que los efectos de esta pintura resultan mucho más sutdes.